Pues ya renuncié. Y debo decir que ésta vez no me sentí ni eufórico ni feliz de dejar mi trabajo. Normalmente era así. Siempre había una sensación inmensa de libertad y me sentía contento de no tener que volver a ver a mi jefe nunca más.
Ayer que quité mi trabajo me sentí triste, es más, casi lloro cuando escribí mi mensaje de despedida en el chat. Y pues sí me siento libre, pero más porque tengo unos días libres antes de entrar al nuevo trabajo.
Lo que más me sorprendió es que me quedé con la idea de que no aproveché la oportunidad para hacerme amigo de algunos de mis compañeros. Hubiera estado chido tener amigos por una vez en la vida y tener amigos del trabajo.
De cualquier modo, ya fue. Ya renuncié y ya me fui.
Sólo espero que en mi próximo trabajo tenga chance de hacer amigos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario